El informe de la ONU ha sido desarrollado durante seis años de recopilación de información por parte de 250 científicos de 70 países, y en él se describe un abismo creciente entre países pobres y ricos: el exceso de consumo, la contaminación y el desperdicio de alimentos en el mundo desarrollado conduce al hambre, la pobreza y la enfermedad a otros lugares de rentas más bajas.
Se mire por donde se mire, el informe arroja datos nada positivos sobre el devenir del planeta: los Estados del mundo no están cumpliendo, ni se encuentran en el camino de poder hacerlo, los principales tratados ambientales, por lo que la ONU advierte de un severo cambio o las consecuencias se acercarán a lo catastrófico en cuestiones medioambientales y, por extensión, humanas. El cambio climático se sitúa en el epicentro del problema. Pero no solo. La considerable reducción de agua potable, la contaminación del aire, la presencia cada vez más apremiante de plásticos en océanos y en mares, los cambios de ecosistemas, el derretimiento de los polos o la sobrepesca, son otros temas alarmantes que, aunque se puedan relacionar de una manera u otra con el cambio climático, han producido una situación que la ONU considerada alarmante dentro, además, de la previsión de sobrepoblación para el año 2050: 10.000 millones de personas frente a los 7.500 millones actuales.